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Alimentos que debes evitar o variar su preparación durante el embarazo

Comer de todo en pequeñas cantidades es una máxima que defienden un buen número de reputados expertos en nutrición a nivel internacional. Una teoría avalada por numerosos estudios pero que, en el caso de las embarazadas, debe interpretarse con algunas excepciones. Y es que hay ciertos alimentos que, si bien no presentan problema alguno para el resto de los mortales, cuando se está esperando un bebé pueden poner en riesgo no solo la salud de la madre sino también la del pequeño. Si este es tu caso, solo tienes que evitar o aprender a preparar los alimentos que repasaremos a continuación para garantizar que tu dienta no supondrá ningún peligro para el buen desarrollo de tu embarazo.

1-Quesos mohosos.

Los quesos azules como el gorgonzola, el roquefort o el cabrales o los blancos como el brie, el camembert o el blando de cabra son menos ácidos y juegos que los curados duros y por ello son el caldo de cultivo perfecto para bacterias como la listeria. Esta bacteria puede atravesar la placenta y provocar un aborto, la muerte del feto o enfermedades graves en el bebé. Y si eres una fan de los quesos, seguro que prefieres los no pasteurizados, pues tienen mucho más sabor, pero ahora debes optar por aquellos que se elaboran con leche pasteurizada si no quieres que una bacteria tenga efectos fatales en tu estado o en el de tu hijo.

2- Pescados y mariscos con alto contenido en mercurio

Cuanto más grande y adulto sea un pez, más cantidad de mercurio puede contener. La Administración de Alimentos y Medicamentos recomienda a las mujeres embarazadas evitar pescados azules grandes como el lucio, el pez espada, el tiburón, la caballa real, el atún o el emperador. En cuanto a los mariscos, se recomienda comerlos bien cocinados, hasta que su carne tenga aspecto opaco.

3-Carnes rojas o blancas

Ni mucho menos debes dejar de comerlas, pero sí deberías tener en cuenta que en tu estado se corre mayor riesgo de sufrir una intoxicación alimentaria ocasionada por bacterias que también podría afectar al bebé. Para evitarlo, solo tienes que cocinar muy bien todas las carnes, ya sean rojas, de ave o de cerdo. También es importante que cocines bien productos como nuestros perritos calientes u otros productos cárnicos enlatados que podrían trasmitir también la listeriosis.

4-Huevos

Por la misma razón que las carnes, debes cocinar los huevos hasta que las yemas y las claras estén muy firmes. También debes llevar especial cuidado con aquellos alimentos preparados con huevos crudos como la mahonesa u otras salsas frías para ensaladas. Es muy poco probable que una infección por salmonela dañe al bebé, pero sí podría debilitarte y deshidratarte mucho y poner en riesgo el embarazo.

5-Frutas y verduras

Sin duda, frutas y verduras deben ser parte protagonista de tu dieta durante el embarazo. Eso sí, siempre debes tomar la precaución de lavarlas cuidadosamente para matar cualquier bacteria dañina. También debes evitar comer gérmenes crudos de alfalfa, trébol o rábano, pues es muy difícil eliminar todas las bacterias durante el lavado.

6-Alimentos procesados

Los platos preparados no tienen porqué dañar a ti o a tu bebé, pero lo cierto es que aportan pocos micronutrientes (fundamentales en el embarazo) y demasiadas calorías, sal, gasa y azúcares.

7. Paté

Tanto el paté, como otros alimentos preparados con hígado, deberían ser evitados pues son demasiado ricos en retinol (vitamina A). El exceso de esta vitamina podría dañar al bebé.

8-Cafeína y teína

Aunque los efectos no están claramente comprobados, todos los expertos recomiendan evitar o al menos limitar la ingesta de café o té durante el embarazo. El feto no dispone de las enzimas necesarias para metabolizarlo y tendría riesgo de nacer con poco peso e incluso de padecer en el futuro diabetes o enfermedades cardíacas.

9-Alcohol

Las madres que beben alcohol tienen un mayor riesgo de sufrir un aborto espontáneo o que se produzca una muerte del feto dentro del útero. Además, puede provocar síndrome alcohólico fetal, que podría causar deformidades faciales o discapacidad intelectual. Por todo ello, ante la duda de si tomar una copita de vino o no, mucho mejor evitarla.

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