Les Abelles Femenino asciende a la División de Honor Femenina
12 noviembre, 2020
Una Navidad con menús deliciosos pero ligeros y saludables sí es posible
10 diciembre, 2020

El esmorzaret, un ritual sagrado para los valencianos que rivaliza con la paella

Puede que Papá Noel le plante cara a nuestros Reyes Magos, que consiguieran que Halloween se haya convertido en una de las fiestas preferidas de nuestros pequeños o que los locales de comida basura inunden nuestras ciudades, pero, ni lunch, ni brunch ni ningún otro “..unch” podrá con el tradicional esmorzaret valenciano. Y es que, esta tradicional comida, que se disfruta entre las 9 y las 12 de la mañana, es casi sagrada para los lugareños y un descubrimiento inolvidable para todo aquel que visita Alicante, Castellón o Valencia.

Según provincias, ciudades o pequeñas localidades, se la conocerá como esmorzar, armorzar, esmorzaret o almuerzo, pero, sea cual sea su denominación, esta comida va mucho más allá de un mero acto de nutrición. Es todo un ritual, que refleja claramente el carácter de los ciudadanos de la Comunidad Valenciana. Conversadores, discutidores y por encima de todo “disfrutones”, los valencianos aprovechan el esmorzaret para reunirse, hablar, echar unas risas y disfrutar de los sencillos pero deliciosos placeres gastronómicos, que cualquier bar de barrio ofrece en esta franja horaria.

El origen de esta tradición culinaria se remonta al campo. El almuerzo era el momento en el que los agricultores, que trabajaban de sol a sol, se tomaban un merecido descanso para reponer energías antes de volver a las huertas y plantaciones y a su durísimo trabajo. Con su inmenso bocadillo, preparado en casa, se acercaban al pueblo más cercano y en cualquiera de sus bares pedían una bebida y una “picaeta”, compuesta generalmente de salazones, cacaus del collaret (cacahuetes autóctonos), aceitunas o altramuces (tramussos).

Los obreros que trabajaban en estos pueblos, y más tarde los de las ciudades, heredaron esta costumbre y convirtieron así los bares más humildes, situados junto a carreteras o polígonos industriales, en los auténticos templos del esmorzaret.

Si no has tenido la suerte de degustar alguna vez este descomunal almuerzo, debes saber que se trata, en pocas palabras, de bocadillos inmensos, picoteo sencillo, pero más que contundente, y precios muy pero que muy populares. El coste medio oscila entre los 5 y los 6 euros y te aseguramos que, si te entregas al esmorzaret sin cortapisas, ya no necesitarás comer y casi ni cenar…

Elementos básicos del esmorzaret

Con el tiempo se han ido añadiendo tapas y otras preparaciones, pero el esmorzaret tradicional tiene como protagonista absoluto a un buen bocadillo (cantell, entrepà o rua en Castellón), de grandes proporciones, atiborrado de diferentes ingredientes, en una combinación imposible.

Embutidos de la mejor calidad, tortillas de cualquier producto que se pueda imaginar, mollejas, carne de caballo, ternera, mayonesa, queso, all i oli… Enumerar los distintos bocadillos que podemos encontrar en los bares valencianos sería tarea casi imposible pero los más populares son:

  • Pepito. Lo puedes encontrar relleno de pisto y pasado por huevo en la freidora o relleno de entrecot, con el pan a la plancha y una buena cantidad de mantequilla.
  • El Chivito. Beicon, lomo de cerdo, huevo, lechuga y mayonesa.
  • La brascada. De lomo o ternera, con beicon, cebolla y all i oli.
  • Blanco y negro. De longaniza y morcilla y en ocasiones también con habitas tiernas.
  • El Almussafes. Sobrasada, cebolla pochada y queso.
  • De carne de caballo.
  • Calamares con mayonesa.
  • De esgarraet. Una deliciosa combinación de pimientos asados, bacalao desmigado y ajo.

Y, por si el “bocadillito” te sabe a poco, siempre vendrá acompañado de la “picaeta” que, en los locales con más solera, ya te espera en la mesa antes de tomar asiento. Está compuesta de aceitunas (normalmente partidas); altramuces o tramussos, surtido de salazones (herencia de los romanos) y cacaus del collaret, que son una variedad autóctona de cacahuetes, que llevan dos granos por vaina y que son mucho más sabrosos que los que solemos encontrar en mercado, ya que contienen una mayor concentración de grasa.

Y ¿con qué se riega este manjar? Pues la reina suele ser la cerveza, pero hay quien prefiere el vino de la casa con gaseosa, llimonà o el vermú.

Y si pensabas que el banquete mañanero había acabado, es que todavía no conoces el broche de oro de todo esmorzaret que se precie: el cremaet. Un café que conseguirá levantar el ánimo del más abatido trabajador. Esta preparación tiene su cuna en Castellón y no debe confundirse con el clásico carajillo. Podrás distinguirlo a simple vista por su estratificación en tres niveles. De hecho, la tradición dicta que se sirva en cristal para lucir bien sus tres capas: la primera (transparente) es de ron o brandy y se le prende fuego antes de añadir la segunda capa, la del café (marrón oscura) y se corona todo con la crema que da ese tono beige a la última y definitiva capa. Se suele aderezar con canela, limón, un par de granos de café y una ingente cantidad de azúcar.

Y con todo esto entre pecho y espalda tú decides (si puedes o te dejan): o vuelves pletórico de fuerzas a tu trabajo o continúas la sobremesa, dando buena cuenta de la mejor cazalla o mistela de la casa. ¿Te atreves?

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR

Aviso de cookies