Las Navidades ya son historia y es momento de afrontar las varias “cuestas” con las que nos recibe el mes de enero. La económica es importante, pero no lo es menos aquella que nos lleva a recuperarnos física y mentalmente de los excesos navideños. Hoy nos centraremos en estas dos últimas. Las celebraciones y las comilonas que les acompañan pasan factura a nuestra línea y también a nuestro bienestar psicológico.
Tras las reuniones familiares, el descontrol de horarios y la pérdida de nuestros hábitos saludables, volver a la rutina puede ser difícil de afrontar. La buena noticia es que contamos con algunos trucos que nos pueden ayudar a conseguirlo. Hay dos premisas básicas: el optimismo y la paciencia. Potenciar diálogos interiores positivos y apartar los pensamientos negativos y darnos el tiempo necesario para recuperar nuestros hábitos nos permitirá vivir esta vuelta de forma mucho más ligera y sin presión.
Según algunos estudios científicos, cuesta 21 días adquirir un nuevo hábito y se necesitan los mismos días para perderlo. Por tanto, no desesperemos si nos cuesta retomar nuestra vida de antes de las Navidades. Con perseverancia, actitud positiva y siguiendo los siguientes consejos, volvemos a la rutina de manera progresiva y sin traumas.
La premisa básica para volver a tus rutinas es que retomes cuanto antes tus horarios. Está claro que la vuelta al cole o al trabajo nos va a forzar a ello, pero si quieres que no sea tan traumático, puedes avanzar algunas tareas la noche anterior, como dejarte la ropa preparada, la mesa dispuesta para el desayuno o el material escolar o laboral preparado. De este modo contarás con algunos minutos de margen, antes de lanzarte a la vorágine del día a día. Eso sí, cuanto antes, debes de recuperar tus horarios de comidas y sueño.
Si queremos rendir en nuestro trabajo o estudios es fundamental ir desterrando las comidas pesadas, con elevados índices de grasas y azúcares y sustituirlas por alimentos más saludables, ligeros y nutritivos. Una vez más, las prisas son malas consejeras. Es por ello que debemos hacerlo de forma progresiva, especialmente en el caso de los más pequeños.
Una buena forma de volver a nuestros buenos hábitos alimenticios es comer porciones más pequeñas, pero nunca saltarse comidas. Esto te permitirá concederte algún capricho y hará que tu metabolismo se acostumbre poco a poco a la reducción de calorías.
Hay algunos alimentos que te pueden ayudar en esta dieta “detox” tras las Navidades. Las bebidas depurativas como los zumos naturales a base de frutas y verduras como la manzana, la piña, las espinacas, el coco el apio o el limón, te aportarán vitaminas, fibra y sabor, con un bajo índice de calorías. El té verde también es un gran aliado a la hora de activar nuestro metabolismo y aumentar la quema de grasas. Sustituir el café de la mañana por este té hará que comiences el día cargado de energía.
Otro alimento con grandes beneficios es el yogur griego. Más allá de su importante aporte de proteínas, probióticos y antioxidantes, nos ayuda a bajar el colesterol en sangre, mejora la función de la tiroides y potencia nuestro sistema inmunológico.
Tanto si ya lo hacías como si nunca has sido un fan del ejercicio, no hay mejor momento para calzarte las zapatillas que la vuelta de las Navidades. Los excesos de estas fiestas pasan factura a nuestro peso y también a nuestra salud y el deporte es una de las maneras más eficaces de combatirlos.
Eso sí, si eres novato en el tema, tómatelo con tranquilidad, haz ejercicio suave tres o cuatro días a la semana y poco a poco ve incrementando la intensidad. Es fundamental que combines ejercicio de cardio, como correr, nadar o caminar, con ejercicio de fuerza.
Siempre hablamos de retomar nuestros buenos hábitos alimenticios o deportivos para recuperar nuestro peso y en general nuestro buena salud física, pero no menos importante es mantener nuestro bienestar emocional después de las vacaciones. Tras los días de descanso, las reuniones con la familia o la visita a nuestros lugares de origen, es bastante frecuente que algunas personas caigan en comportamientos depresivos. Los siguientes consejos pueden ayudar a que esto no pase:
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