Ya sea acompañado de un buen pan, como acompañamiento o como ingrediente de una sofisticada receta, el paté es un producto delicioso y muy versátil que nunca debería faltar en nuestras casas. Pero, debido a las infinitas variedades que podemos encontrar en el mercado, muchas veces es difícil saber cuál es garantía de calidad y exquisito sabor. Sin duda, los gustos personales son fundamentales pero, para hacer una elección acertada, es también muy importante conocer una serie de características, que te asegurarán una saludable y deliciosa experiencia gastronómica.
Uno de los aspectos más importantes que tenemos que considerar al elegir un paté es la calidad de sus ingredientes. Para saberlo, lee bien su etiqueta y comprueba que sean ingredientes naturales y frescos y que no contenga conservantes ni aditivos artificiales. Los de mejor calidad suelen estar elaborados con carnes selectas, como el hígado de cerdo, el pato o la oca y pocos más ingredientes adicionales. Más allá de sal, pimienta y alguna especia, la simplicidad de la lista de ingredientes nos da una pista fiable de que se trata de un producto de calidad, cuyo sabor principal proviene de ingredientes naturales.
Seguramente, la textura es uno de las características más relevantes del paté. Si estamos ante un producto de buena calidad, deberá ser suave y cremosa, pero no excesivamente líquida. Dependiendo del tipo de paté, la textura puede variar, pero siempre debe ser consistente pero fácil de untar, ni demasiado grasienta ni excesivamente seca. Si observamos que nuestro paté contiene grandes trozos de grasa, que no se integran bien y presenta una textura irregular, es probable que no estemos ante el paté de mejor calidad.
Como en cualquier otro producto, el sabor juega un papel crucial a la hora de decantarnos por uno u otro. Más allá del gusto particular de cada consumidor, el buen paté debe resaltar las características de los ingredientes principales, como el hígado o las hierbas utilizadas en su elaboración. Los patés más exquisitos, suelen tener un sabor equilibrado pero profundo, ni sosos ni demasiado salados y nunca un regusto artificial.
Si el paté tiene un gusto excesivamente salado, insulso o extraño, deberíamos sospechar que no ha sido elaborado con los ingredientes de la mejor calidad.
El color es otro magnifico indicativo de la calidad de nuestro paté. Si éste es de buena calidad, presentará un color uniforme y natural. Por ejemplo, si es paté de hígado, tendrá un tono marrón rosáceo suave y cálido y no presentará manchas oscuras ni colores opacos. Si aparecen estas tonalidades, es bastante probable que el paté no esté fresco o no haya sido bien procesado.
Por los ingredientes frescos con los que se elabora, es fundamental conservar nuestro paté en las mejores condiciones. Un producto de buena calidad suele estar perfectamente sellado y empaquetado, para evitar la oxidación y mantener toda su frescura y sus características intactas. En el caso de los patés más selectos, es habitual que los encontremos envasados en frascos de vidrio, latas u otras presentaciones elegantes pero que garantizan su sabor, aroma y textura.
En caso de compres un paté fresco, asegúrate de que no está cerca su fecha de caducidad y conservado en el refrigerador. Si aprecias olores desagradables o rancios, es aconsejable desecharlo.
Si quieres garantizar la calidad del paté, nada mejor que buscar su origen y a ser posible, comprobar que tienen denominación de origen protegida (DOP). Los patés de mayor calidad suelen tener en su etiqueta una indicación geográfica y una DOP, que garantiza que el producto ha sido elaborado bajo unos estándares estrictos de calidad. Por ejemplo, el foie y los patés franceses del Périgord o de Alsacia, tienen una calidad y prestigio reconocido en todo el mundo.
Aunque existe gran cantidad de patés industriales deliciosos y de calidad comprobada, si tienes la posibilidad de probar un paté artesanal notarás la diferencia. Suelen tener un aroma y sabor más auténtico y una textura inigualable, pues se elaboran en lotes pequeños en los que se mima cada detalle. Al ser frescos, contienen menos aditivos pero, precisamente por eso, deben conservarse en la nevera y consumirse de manera casi inmediata.
Siempre que sea posible, verifica la procedencia de los animales con los que se ha elaborado el paté. Es importante que provengan de granjas que respeten ciertas normas de bienestar animal. Busca certificaciones o información sobre la procedencia del producto, que garantice que los patos, ocas o cualquier otro animal utilizado en la elaboración han sido tratados de manera ética y en un entorno controlado.
En definitiva, la elección de un buen paté se basa en sus ingredientes, textura, sabor y conservación y sin duda, de los gustos personales. Por ello, te recomendamos que, más allá de la reputación de una determinada marca, tengas en cuenta estas ocho características, pruebes diferentes opciones y te decantes por aquella que te ofrece una experiencia gastronómica más placentera.
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