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29 septiembre, 2025

CÓMO INCORPORAR EL PATÉ A UNA DIETA SALUDABLE: DESMONTANDO MITOS

Tradicionalmente, el paté ha sido visto con recelo por quienes buscan seguir una dieta equilibrada. Relegado a la categoría de “alimento poco saludable” y por tanto, solo “un capricho ocasional”, este producto ha sido el blanco de mitos basados en una total desinformación. De hecho, con el enfoque adecuado, el paté no solo puede formar parte de una dieta saludable, sino que descubriremos que es fuente de nutrientes muy valiosos para nuestro organismo.

Por ello, hoy nos hemos propuestos desmontar esos mitos y mostrar cómo se puede disfrutar de todo el sabor de este delicioso producto, consumiéndolo de forma consciente y por tanto, saludable.

¿Qué es el paté?

El paté es una pasta untable, que tradicionalmente se elabora con hígado de cerdo, pollo, pato u oca (actualmente también se preparan con pescados como el salmón o el atún), grasa, condimentos y en algunas ocasiones, con otros ingredientes, como verduras, setas o especias. Existen infinidad de variantes, desde las más rústicas y caseras, hasta versiones gourmet, en las que se incluye trufa, vino o frutos secos.

Aunque su intenso sabor y su contenido graso llevan a pensar que es un producto poco saludable, lo cierto es que su perfil nutricional es más valioso de los que se pudiera imaginar.

Estos son algunos de los mitos en los que se basa la mala fama de este producto:

Mito 1: “El Paté es pura grasa y colesterol”

Que el paté contiene grasa es innegable, pero debemos tener en cuenta que ni todas las grasas son iguales, ni todas afectan negativamente a nuestra salud. De hecho, la grasa del pato o la oca se considera grasa tan “cardiosaludable” como el aceite de oliva. Por otra parte, se ha comprobado que el hígado es una fuente rica en grasas saludables, siempre que provenga de animales alimentados de forma natural.

Es fundamental tener en cuenta que el tipo y contenido de grasa puede variar mucho, según la receta. Algunos patés industriales contienen gasas saturadas de baja calidad, pero también hay versiones artesanales o caseras elaboradas con ingredientes naturales y sin exceso de grasas añadidas.

En lo que al colesterol se refiere, en los último años la ciencia ha matizado mucho la relación entre el colesterol dietético y el colesterol en sangre. Estudios recientes indican que en la mayoría de las personas sanas, el colesterol que se consume a través de los alimentos no tienen un impacto tan significativo en los niveles de colesterol malo (LDL), como se pensaba en décadas pasadas.

Mito 2: “El paté no tiene ningún valor nutricional interesante”

Nada más lejos de la realidad. El hígado es uno de los alimentos más cargados de nutrientes esenciales que existen. Este producto es una excelente fuente de:

  • Vitamina A: esencial para la salud visual, el sistema inmunológico y la piel.
  • Hierro hemos: se trata de una forma de hierro altamente biodisponible (se asimila con facilidad), clave en la prevención y tratamiento de la anemia.
  • Vitaminas del grupo B (especialmente B12): fundamentales para el metabolismo celular, la asimilación de las grasas y la salud neurológica.
  • Zinc, cobre y selenio: minerales vitales para las funciones antioxidantes e inmunológicas.

Mito 3: “El paté engorda”

No nos engañemos, no hay alimento que, comido en exceso, no engorde. Obviamente, el paté, como alimento calórico y con alto contenido en grasa, debe ser consumido con moderación. Por supuesto, sin nos comemos grandes cantidades de paté sobre rebanadas gruesas de pan blanco y lo acompañamos con embutidos y alcohol, sí o sí vamos a ganar peso.

Por el contrario, si ingerimos una porción moderada (de unos 30 g) de un buen paté, servida con tostadas integrales y acompañada de crudités o como parte de una ensalada, será una excelente y super nutritiva opción dentro de una nutrición equilibrada. No olvidemos que, incluso para perder peso, es necesario un aporte de grasa no inferior al 20% de nuestra ingesta total de alimentos.

Guía para elegir un buen paté

Como en casi todos los alimentos, para que el paté sea parte de una dieta saludable, es fundamental que el producto sea de total garantía y calidad. Sabremos si nuestro paté cuenta con estas cualidades siguiendo los siguientes consejos:

  • Lee las etiquetas: es la mejor manera de evitar que nuestro paté tenga ingredientes innecesarios y poco saludables como los azúcares añadidos, los aditivos artificiales, los almidones o los conservantes.
  • Elige producto artesanal (o elaborado de forma artesanal) y casero: este tipo de patés suele contar solo con ingredientes naturales y de gran calidad nutricional.
  • Atención al sodio: algunos patés tienen un alto contenido en sal. Opta por versiones con bajo contenido en sodio, especialmente si padeces de hipertensión o buscas reducir tu consumo de sal.
  • Valora las opciones vegetales: en la actualidad contamos en el mercado con patés vegetales hechos a base de legumbres, frutos secos y aceite de oliva, que podemos alternar con los patés de hígado.

Como ves, lejos de ser un producto nocivo o carente de valor nutricional, el paté puede ser una forma deliciosa de incorporar nutrientes y micronutrientes fundamentales para nuestro organismo, en el marco de una dieta variada. Ya sea en ensaladas, en tostas integrales con verduras, wraps vegetales con paté, unos huevos rellenos o a modo de tabla de aperitivo, acompañado de crudités, existen infinidad de maneras de disfrutar de este productazo sin ningún tipo de remordimiento.

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