La pasta es una víctima más de los falsos mitos que acabamos convirtiendo en verdades absolutas. A nadie que pretenda adelgazar se le pasa por la cabeza incluirla en su dieta y pocos son los que, después de disfrutar de un exquisito plato de esta delicia de la gastronomía italiana, no sientan remordimientos por el “pecado” cometido…
Pero, nada más lejos de la realidad: “la pasta es una excelente fuente de energía, no engorda y previene la arteriosclerosis”. Y no lo decimos nosotros, así lo defiende la Fundación Española de Nutrición”. Además, es un alimento económico, sano, nutritivo, versátil y delicioso, que perfectamente puede formar parte de un dieta equilibrada y saludable, incluso si nuestro objetivo es perder peso. Hasta los celíacos, que la tenían terminantemente prohibida, pueden disfrutar de ella gracias a las elaboraciones a base de harinas sin gluten.
Si todavía no estás convencido de los grandes beneficios que nos aporta la pasta, te vamos a dar unas cuantas razones para que te olvides de su mala fama y la incorpores sin remordimientos a tu dieta.
La pasta tiene un elevado contenido en carbohidratos. 100 g contienen unos 75 g de hidratos de carbono, que proporcionan aproximadamente 370 Kcal (solo un 15 % de las necesidades de una persona con una actividad normal o algo de ejercicio físico). Además estos hidratos son de absorción lenta. Esto hace que se liberen poco a poco en forma de energía, lo que convierte a la pasta en el alimento perfecto para los deportistas, especialmente en las disciplinas de resistencia. Esta liberación lenta hace también que se mantenga por más tiempo la sensación de saciedad, evitando así el picoteo entre horas.
La absorción lenta de los hidratos de carbono de la pasta y la calidad especial de su almidón son fundamentales para mantener el nivel de glucemia (cantidad de azúcar en la sangre) y además favorece el correcto funcionamiento del sistema gastrointestinal, ayudando a nuestro metabolismo a obtener y aprovechar todos los beneficios nutricionales de este alimento. Asimismo, el alto contenido en fibra de la pasta ayuda a regular el tránsito intestinal y combate el estreñimiento.
100 g de pasta aportan unos 5 g de fibra y micronutrientes fundamentales para nuestro organismo. Entre ellos destacan el calcio, el magnesio, el potasio el fósforo y el selenio. Además, también es rica en vitaminas del grupo E y B, consideradas como potentes antioxidantes y garantes del buen funcionamiento del sistema nervioso.
El aporte de grasas es mínimo y el pequeño porcentaje que pueda tener procede de grasas vegetales, que no suponen riesgo alguno para tu corazón, pues no elevan el colesterol. 100 g de pasta contiene menos de 1 g de grasa.
El cerebro se nutre de glucosa (procedente de los hidratos de carbono). Por tanto, consumir carbohidratos es fundamental para el buen rendimiento intelectual.
Según un estudio de la revista Archives of Internal Medicine, de la American Medical Association, consumir una dieta con niveles altos de carbohidratos y baja en grasa se asocia con menores niveles de ansiedad y depresión y un mayor bienestar psicológico. Es decir, las personas que consumen hidratos de carbono son más felices que aquellos que apenas los comen o prescinden de ellos absolutamente.
Contra todos los falso mitos, tan arraigados en el imaginario colectivo, la pasta no engorda. Engorda todo lo que le ponemos para acompañarla. Unos 90-100 g de pasta en seco o 200 cocida tan solo nos aporta unas 340 Kcal.
Como hemos dicho, los hidratos que aporta la pasta ayudan a reducir la velocidad con que se eleva la glucemia (el azúcar en sangre). Este beneficio se ve potenciado si optas por las versiones integrales o si acompañas la pasta con alimentos más difíciles de digerir como los vegetales, pues todavía se ralentizan más esta absorción.
Este alimento, básico en la dieta mediterránea, admite infinidad de preparaciones. Combina con todo tipo de salsas, ingredientes y especias y se puede tomar en frío, como base de una ensalada, como plato principal y único o como acompañamiento de carnes o pescados. Además, es el mejor comodín para aquellos que les faltan horas al día pues es fácil y muy rápida de preparar.
El precio de la pasta la convierte en uno de los alimentos menos costosos que podemos incorporar a la cesta de la compra.
Como ves, si quieres mantenerte saludable, seguir una dieta equilibrada, conservar tu buen humor y estar en perfecta forma física, ni mucho menos tienes que renunciar a la pasta. Incluso si pretendes adelgazar puedes seguir comiendo hidratos de carbono, introduciendo en tu dieta la pasta integral acompañada de vegetales. Pero, aunque puedan resultar deliciosas, olvídate de las salsas cargadas de grasas y azúcares porque, estas sí, no solo son perjudiciales para tu línea sino también para tu salud.
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