Seguramente, si nos preguntaran qué es la Comfort Food la mayoría de nosotros pensaríamos que es una nueva tendencia de la alta cocina de vanguardia, pero nada más lejos de la realidad. Si buscamos su definición en la Wikipedia, encontraremos que se trata de comida casera, sencilla y que habitualmente disfrutamos en el hogar o en restaurantes informales, con ingredientes económicos y fáciles de elaborar.
Todo ello es cierto, pero este tipo de comida es mucho más. Evoca momentos de nuestro pasado, personas queridas o lugares donde encontramos nuestras raíces, proporcionándonos sensaciones agradables que no solo actúan en el paladar sino también en nuestras emociones. En definitiva, se trata de una comida que te hace sentir confortable porque te devuelve platos de toda la vida, de nuestro recetario familiar, elaborados con productos de alta calidad.
Desde un típico cocido, a una tortilla de patatas, unas croquetas o unos simples huevos con patatas fritas, nos trasladan a nuestra niñez y evocan recuerdos de sabores y texturas sobradamente conocidas y relacionadas con momentos placenteros y entrañables. Sacian tu hambre pero, sobre todo, te alegran el alma.
El término “comfort food” comenzó a utilizarse en EEUU, pero cobra mayor relevancia tras el estallido de la crisis de 2008. Muchas personas buscaban una sensación de seguridad y tranquilidad y la encontraron a través de la cocina, en los platos tradicionales que les evocaban épocas felices. Entonces, esta comida se convirtió en una válvula de escape y ahora, cuando sufrimos las consecuencias de la pandemia del Covid 19, recupera todo su protagonismo. De hecho, ya son muchos los restaurantes que se han sumado a este movimiento y están teniendo un rotundo éxito. Nos ofrecen en sus cartas platos de toda la vida de los fogones de nuestras abuelas, devolviéndonos a nuestros orígenes y haciéndonos sentir como en casa.
¿Por qué nos hace sentir bien?
Te preguntarás por qué este tipo de comida te reconforta. Pues bien, según algunos estudios fisiológicos, todos estos platos de toda la vida poseen en mismo poder sobre nuestras emociones que los perfumes. Tanto un aroma como un sabor determinado pueden trasladarte a un lugar, a una situación o a un estado emocional concreto. Esto se debe a que nuestro olfato es nuestro sentido más instintivo. Los aromas van directamente al sistema límbico, que es la parte más primitiva del cerebro, donde se procesan las emociones y la memoria. Por este motivo, por ejemplo, saborear y oler uno de tus platos favoritos de tu infancia te lleva a sentir la seguridad y el bienestar de cuando tu madre te lo preparaba cuando eras niño.
Platos Comfort Food
Si tenemos en cuenta que el término Comfort Food relaciona la comida casera con la memoria gustativa, para provocar una respuesta emocional, cada uno de nosotros podríamos elaborar nuestro propio recetario. Pero lo cierto es en muchas recetas coincidiremos, sobre todo entre personas de las mismas regiones, donde los platos típicos son comunes, a pesar de que cada familia los adapte a sus gustos. Hoy recogemos algunos ejemplos:
Como ves, la “Comfort Food” no es ni más ni menos que la comida sencilla y casera que nos preparaban nuestras madres y abuelas. Por ello, te proponemos que vuelvas a tus orígenes y a la cultura gastronómica de tu familia, para elaborar tu propio recetario “Comfort Food”. En un país en el que la dieta mediterránea ha sido siempre protagonista, tu cuerpo y sobre todo tu mente y tu estado de ánimo te lo agradecerán.
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