Una buena hidratación es fundamental en cualquier época del año, pero durante el verano se convierte en vital, en el sentido literal de la palabra. Las altas temperaturas, sumadas a una deficiente ingesta de líquidos, pueden acarrear graves consecuencias para nuestra salud. Los síntomas se inician con sensación de cansancio, mareos, náuseas, bajadas de tensión, taquicardia, contracturas o calambres musculares y pueden llegar, incluso, a la pérdida de conciencia, la entrada en coma y en casos extremos, la muerte.
Ancianos, niños o personas con insuficiencia cardíaca son los más vulnerables a la deshidratación, pero todos podemos padecer un episodio grave si no nos mantenemos hidratados. Y no se trata solo de beber litros y litros de agua, o de caer en la tentación de cubrir nuestras necesidades de líquido con refrescos, zumos u otros productos no precisamente recomendables. La alimentación puede ser, una vez más, nuestra gran aliada para combatir los peligros efectos del calor estival. Muestra de ello son algunos de los productos que hoy os mostramos. Alimentos que provienen del mundo vegetal, como las frutas, las verduras y las hortalizas y que se encuentran en la base de la pirámide de una alimentación saludable, pues no solo contienen pocas gasas y calorías, sino que además nos hidratan y nos nutren de forma equilibrada.
Podríamos decir que es la reina indiscutible del verano. Con un 95% de agua, es la fruta hidratante por excelencia. Cualidad que suma a su escaso aporte calórico, tan solo 20 calorías por cada 100 g. Podemos consumirla al natural, en zumo, en batidos o congelarla para hacer con ella un exquisito y saludable helado. También hay quien la come como ingrediente de un delicioso entrante o primer plato, en forma de ensalada, con verduras de hoja verde, queso, maíz, atún o todo aquello que te permita tu imaginación. Todo lo anterior se puede aplicar al melón, otra fruta que, con un 90% de agua, es perfecta para mantenernos hidratados.
Si decíamos que la sandía es la reina de las frutas veraniegas, el tomate, con un 90% de agua, no se queda atrás. Además, aporta grandes cantidades de vitamina C, antioxidantes y múltiples nutrientes super saludables. Lo ideal es comerlo en crudo, en ensaladas, rellenos o en gazpacho o cremas frías.
Es, sin duda, uno de los grandes super alimentos que tenemos al alcance de la mano y que no solo es hidratante, sino que además nos ayuda a metabolizar las grasas, dando un respiro al hígado y al aparato digestivo, en una época en que se suele abusar del tapeo, los fritos o el alcohol. Si lo combinamos con otros alimentos como los yogures, la leche o el kéfir se convierte en un fermento ideal para restaurar nuestra flora intestinal.
Esta hortaliza es muy rica en carotenos y vitaminas antioxidantes, pero si además la consumimos hervida nos proporciona hasta un 95,5% de agua por cada 100 g. La podemos consumir simplemente con un poco de aceite de oliva virgen y sal o aderezada con especias o hierbas, aliñada con una sabrosa vinagreta, o preparada en puré o cremas. También es ideal para dipear con crudités de verduras.
Otra de las hortalizas con mayor contenido en agua, un 95,7%. Lo ideal es tomarlo crudo, con piel incluida, para aprovechar su fibra y hasta la última de sus vitaminas, pero también puedes consumirlo como ingrediente de cremas, gazpachos, ensaladas o licuados. Además, si su sabor te parece demasiado fuerte, actualmente podemos encontrar en el mercado variedades mucho más suaves como la “baby”.
Aunque lo podemos consumir durante todo el año, el verano es, sin duda, el mejor momento de esta hortaliza. Es super saludable y muy versátil, pues se puede comer cocinado o crudo, convirtiéndose en el ingrediente perfecto y super nutritivo de cualquier ensalada. Para conservar mejor su sabor y todas sus propiedades, lo ideal es cocinarlo mediante cocciones muy cortas. Así aprovecharemos al máximo todos sus nutrientes y su alto contenido en agua.
Con un 95,5% de agua se convierte en el vegetal de hoja con mayor poder hidratante. Habitualmente se consumen crudos y son la base perfecta de una ensalada, a la que puedes añadir otros vegetales ricos en agua como el pepino, el apio o la calabaza. Pero, sin duda, su pareja perfecta es la rúcula, algo más amarga, o la lechuga que, con más de un 95% de agua, apenas calorías e infinidad de variedades, nos aporta grandes cantidades de vitaminas.
Aunque su temporada es muy corta, podemos consumirlo todo el año en conserva. Eso sí, te recomendamos que leas la etiqueta y escojas aquellos cultivados en España, pues son mucho más sabrosos, sostenibles y nutritivos. Al cocerlo incrementa su contenido en agua hasta un 93,4% y podemos consumirlo tanto en ensalada, como en forma de entrante, aliñado con una vinagreta o mahonesa. La variedad verde contiene algo menos de agua, un 92,8% pero también es exquisita y altamente hidratante.
Su temporada fundamental es el otoño, pero actualmente contamos con diversas variedades como las shitakes, los champiñones, las portobello o las de cardo, que podemos consumir durante todo el año. Aportan un 92,6% de agua y las podemos tomar crudas, en ensalada, a la plancha, en revueltos o tortilla, como guarnición o como base de deliciosas salsas.
Ésta es solo una pequeña muestra de algunos productos que nos ayudan a mantenernos hidratados, pero podríamos decir que casi todas las frutas, verduras y hortalizas, nos aportan importantes cantidades del agua, tan necesaria para evitar sustos y disgustos este verano.
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