El
estrés, la sobrecarga de trabajo o costumbres, nada aconsejables, como ver la
televisión o seguir trabajando mientras se come, pueden tener consecuencias
nocivas para nuestra salud física y mental. En lugar de aprovechar los minutos
de la comida para disfrutar, relajarnos y desconectar, acabamos, si cabe, más
ansiosos y acarreando los efectos nada agradables de una mala digestión.
Si
quieres acabar con esta forma de comer, en absoluto saludable, te proponemos
que practiques el Mindful Eating. Este método te enseña a comer de manera
consciente, a disfrutar de cada alimento, de cada sabor, textura y olor y lo
que es más importante, devuelve a la comida el papel que nunca debió de perder:
el de ser uno de los pilares de una vida sana, consciente, activa y feliz. En
resumen, se trata dejar de vivir como si llevaras el “piloto automático”, dejar
las prisas, aunque sea por un momento, y experimentar, aceptar y disfrutar de
nuestras emociones, escuchando a nuestro cuerpo y aprendiendo a reconocer qué necesita
en cada momento.
Según un estudio de Harvard Health, la conexión entre el estómago, el intestino y el sistema nervioso central, durante la digestión, está fuera de toda duda. Las hormonas liberadas en nuestro aparato digestivo envían señales a nuestro cerebro, tanto de que recibimos nutrientes como de que estamos saciados. Pero esta sensación de saciedad requiere de unos 20 minutos para ser registrada. Por tanto, si comemos demasiado rápido, las hormonas no tendrán tiempo suficiente para comunicarse correctamente y comeremos mucho más de lo que en realidad necesitamos. Como consecuencia podemos padecer problemas de sobrealimentación o trastornos metabólicos. Éstos son los riesgos de comer de manera no consciente, pero, si lo hacemos prestando atención a cada bocado, obtendremos grandes beneficios.
Beneficios
de practicar el Mindful Eating
- Ayuda
a diferenciar el hambre emocional del hambre fisiológica. Como hemos dicho, muchas
veces utilizamos la comida para evadirnos de otros problemas o emociones
negativas como el aburrimiento o la tristeza. Pero si somos plenamente
conscientes del acto de alimentarnos, diferenciaremos claramente cuándo tenemos
hambre porque nuestro cuerpo necesita nutrientes y cuándo atacamos la nevera
para olvidarnos de algo que no nos gusta.
- Control
del peso. Si estas atento a aquello que estás comiendo, disfrutas de su tacto,
su sabor o su olor y dedicas el tiempo necesario a este placentero ritual, comerás
mucho más despacio y te saciarás cuando tu cuerpo haya recibido los nutrientes
que necesitas y no más. Es una manera, casi inconsciente, de practicar el
autocontrol, que te ayudará a saber escuchar a tu cuerpo y a mantener tu peso
ideal.
- Reduce
el estrés y la ansiedad. El acto consciente de querer disfrutar de cada emoción
que sentimos al comer nos relaja y evita comer de manera compulsiva. Al
tomarnos el tiempo necesario para degustar cada alimento, sin prisas y
utilizando todos nuestros sentidos, reduciremos el estrés y la ansiedad.
- Mejora
la concentración. Sacar cada matiz del olor, el sabor o la textura de cada
alimento requiere de un alto grado de concentración. Se trata de una especie de
entrenamiento que nos sirve para aplicar esa capacidad de concentrarse en
cualquier ámbito de nuestra vida personal o laboral.
Pasos
para comenzar a practicar el Mindful Eating
- Primer paso y fundamental, eliminar todas las distracciones que provengan de fuera de la mesa. Apaga televisión, móvil o tablet y deja el trabajo o la lectura para otro momento.
- Bebe un buen vaso de agua muy despacio. Así evitarás estar ansioso por comer y será más fácil que le des a tu comida el tiempo que necesita y se merece.
- Respira hondo y dedica unos minutos a relajarte. Cuando sientas que estás calmado es el momento idóneo para comenzar a degustar tu menú.
- Come en un lugar de la casa agradable, que fomente la relajación y que este decorado de una manera que te inspire tranquilidad.
- Guárdate un tiempo para comer. Al menos 20 o 30 minutos.
- Antes de degustar cualquier plato observa la comida, cada alimento que compone el menú de hoy. Distingue los colores, las texturas y los olores y toma este ritual como parte de esos segundos de relajación que te hemos aconsejado y como paso previo para reconocer después, en paladar, cada alimento, cada condimento o cada aliño que está presente en cada preparación.
- Degusta cada receta en pequeñas raciones. Para no sentir la necesidad de comer rápido para acabar con el gran plato que te has servido, utiliza platos pequeños y corta las piezas en trocitos de dimensiones reducidas. También puede ser una buena ida utilizar una cucharilla de postre en lugar de una sopera. Para ralentizar todavía más este momento, deja los cubiertos sobre la mesa después de cada bocado e incluso utiliza la mano contraria a la que usas normalmente para comer
- En cada bocado, intenta identificar los sabores de los alimentos que antes has observado. Juega a adivinar que ingredientes, que condimentos e incluso que tipo de cocción se ha utilizado para elaborar esta receta
En
definitiva, la alimentación consciente o Mindful Eating no es ni más ni menos
que darle la importancia que se merece al momento de comer. Disfrutar de
nuestras sensaciones y sentimientos mientras estamos degustando cualquier plato
y hacerlo solo cuando nuestro cuerpo y no nuestros problemas o nuestra mente,
lo necesita. Interioriza y haz tuya esta máxima: “cuando el hambre no es el
problema, la comida no es la solución”.