Si alguna cosa buena nos ha traído la pandemia ha sido el cambio de hábitos y estilo de vida de las personas, la preocupación por el cuidado del medioambiente y la apuesta por las nuevas tecnologías. El mundo digital ha llegado a nuestra vida personal y laboral para facilitarla y la creciente preocupación por llevar una vida saludable ha elevado a las dietas sanas y equilibradas y la práctica del deporte a cuotas nunca antes alcanzadas. Por todo ello, hoy queremos saber un poco más de estos cambios, profundizando en las tendencias en alimentación que serán protagonistas en 2022.
Como respuesta a la necesidad de consumir alimentos seguros, cada vez son más los consumidores que quieren conocer el origen de los productos. Queremos elegir bien las materias primas y para ello investigamos sobre su procedencia, modo de producción o las propiedades nutricionales que nos reportarán diferentes beneficios. Así, ganan protagonismo semillas antiguas como el Kerzna, Tamarin, Teff o Sorgho, con grandes ventajas nutricionales; la panadería se reinventa, volviendo a la producción de antaño, con masa madre, nuevos ingredientes y reinvención de los viejos y productos clásicos como el café se abren a nuevos modos de cultivo más sostenibles como la biología celular. Por otra parte, este regreso a los orígenes también implica un redescubrimiento de la tradición culinaria que se traduce en el auge de gastronomías de los más recónditos lugares del mundo, como África o Sudamérica.
Entre un 22 y un 37% de las emisiones de gases invernadero tienen su origen en la creciente demanda de alimentos a nivel mundial. Por ello, para proteger el medioambiente, debemos cambiar nuestros hábitos alimenticios y de producción, aprovechando las ventajas que nos ofrecen las nuevas tecnologías. En 2022 la reducción del desperdicio de alimentos debe ser una realidad. La agricultura urbana ganará protagonismo y la integración de las granjas en las ciudades será clave para restaurar la biodiversidad. Otro dato importante a tener en cuenta es que casi un 15% de las emisiones de gases de efecto invernadero provienen de la producción de carne. Por tanto, reducir su consumo puede ser clave a la hora de proteger nuestro entorno. Científicos de todo el mundo trabajan en la búsqueda de alternativas, como el cultivo de carne a partir de células animales, el aumento de la trazabilidad o la creación de superalimentos con biotecnología.
Este tipo de alimentación apuesta por un estilo de vida basado en las plantas. Se trata de un enfoque flexitariano (vegetariano flexible) que opta por una nutrición funcional y saludable, basada en los vegetales, en beneficio de nuestra salud y la de todo el planeta. La alimentación plant-based también comparte la creencia de que el microbioma es parte de la raíz del bienestar. Por ello, aprovechan los beneficios potenciales que las bacterias del sistema digestivo pueden tener en la salud general. Otra de las características de esta tendencia nutricional es demanda creciente de productos de etiqueta “limpia”. Se reclama transparencia en todo el ciclo de vida del producto, desde cómo se fabrica hasta cómo se empaqueta.
Se denominan “zonas azules” a aquellos lugares del mundo donde las personas tienen mayor calidad de vida y son más longevas. Es el caso de regiones como Ogliastra en Cerdeña, Okinawa en Japón o la península de Nicoya en Costa Rica. Según los investigadores que han estudiado el porqué de los beneficios de las formas de vida de estas regiones, buena parte del éxito proviene de su alimentación. De aquí nace Blue Zone Project, una comunidad que cada vez cuenta con más adeptos y que más allá de otorgar certificaciones a los restaurantes de la Zona Azul, ha publicado multitud de libros de cocina y ayuda a las personas a mejorar su estilo de vida para así poder vivir más tiempo. Aunque en estas zonas se aconseja reducir el consumo de alcohol, también se fomenta el placer sin restricciones, pues se considera que cuando satisfacemos nuestros deseos nuestra salud física y mental también mejora.
Aunque todavía queda mucho camino por recorrer en este sentido, la transformación digital también ha alcanzado a la industria alimentaria. Los alimentos impresos en 3D, el uso de la realidad aumentada y el Metaverso o NFTs para crear experiencias únicas a los comensales, ofrecen la posibilidad de que los amantes de la gastronomía puedan experimentar la comida en una dimensión totalmente nueva. No se trata de reemplazar la experiencia de la gastronomía tradicional sino de hacerla más emocionante. Por otra parte, el NFT podría ayudar a los chefs a proteger sus creaciones y permitir que los consumidores se beneficien de experiencias exclusivas.
Según un reciente estudio de Too Good To Go (proyecto líder contra el desperdicio de alimentos y de la industria alimentaria), la sostenibilidad es uno de los grandes compromisos de las principales firmas de alimentos y bebidas para este 2022. Un objetivo que, según este informe, comparten el 42% de los españoles. De cada uno de nosotros depende que se haga realidad.
Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.
ACEPTAR