La importancia de llevar una alimentación equilibrada va mucho más allá del peso ideal o la buena forma física. De cómo te alimentas depende el buen funcionamiento de tu metabolismo y cada parte de tu organismo y, en definitiva, tu salud física y sí, también mental, pues tu cerebro necesita determinados nutrientes para desarrollar todas sus funciones correctamente. Por tanto, saber diseñar un menú equilibrado puede serte de gran ayuda para crear hábitos nutricionales saludables y marcar la diferencia en lo que a calidad de vida se refiere.
El primer paso para aprender a diseñar un menú equilibrado es conocer las claves de una alimentación equilibrada:
A la hora de diseñar tus menús debes tener en cuenta todos los consejos anteriores y que en cada menú han de estar presentes y de manera equilibrada todos los grupos de alimentos. Cada comida deberá contener alimentos que aporten los tres macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y los dos micronutrientes (vitaminas y minerales).
Todo esto puede parecer todo un engorro, pero si te ayudas del método del “Plato de Harvard” el diseño de tus menús será mucho más sencillo de lo que pudieras pensar. Según este reconocido sistema, la mitad de tu plato estaría destinada a las verduras (crudas o cocidas) y la mitad restante la repartiríamos entre los hidratos de carbono farináceos como la pasta, las patatas, el arroz, el pan o las legumbres, que ocuparían un cuarto del plato y las proteínas (a ser posible carnes blancas como el pollo, el conejo o el pavo, pescados, huevos o frutos secos), que dispondríamos en el cuarto de plato restante.
El postre ocupa un capítulo aparte, pero se debe dedicar al consumo de fruta o de lácteos recomendado (recordemos que es de tres raciones de fruta y de tres a cuatro de lácteos al día).
Por tanto, si la mitad de nuestro plato contiene verdura, aseguraremos la aportación de micronutrientes (vitaminas y minerales). El aporte proteico lo encontraríamos en el cuarto de plato que dedicamos a carnes, pescados o huevos. Los hidratos nos los garantizarían el otro cuarto dedicado a los cereales integrales o las legumbres y finalmente las grasas saludables las podríamos incluir como aliño (aceite de oliva) o como ingrediente de nuestra porción de verduras o ensalada (aguacate o frutos secos).
El método del Plato Harvard es muy útil para saber las cantidades necesarias de cada alimento, pero si eres de los que les gusta afinar hasta el último gramo, éstas serían las cantidades recomendadas, según grupos de alimentos:
Planificar tus menús semanales requiere de un mínimo de dedicación, pero te asegura importantes recompensas:
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