El
forzoso confinamiento al que nos ha obligado el Covid-19 puede ser una perfecta
oportunidad para introducir a los más pequeños de la casa en las artes
culinarias y aprovecharnos de todas las ventajas que esto puede suponer para
nuestros hijos. Los beneficios de cocinar en los niños son verdaderamente
sorprendentes. Solo hay que elegir la receta adecuada a cada edad y disponerte
a pasar un rato inolvidable y divertido del que puede disfrutar toda la
familia. Según los expertos, a partir de los 12 años ya pueden aprender a
preparar platos elaborados como carnes, arroces o pastas, en el que se requiera
el uso de fuegos, pero antes de esa edad también pueden hacer sus pinitos con
recetas frías, como sándwiches o canapés, o que incluyan el uso del horno, como
bizcochos o galletas. Eso sí, siempre acompañados de un adulto.
Involucrar
a nuestros peques en la cocina no solo reforzará los lazos familiares sino que,
como hemos dicho, les aportará grandes beneficios:
- Mejora su autoestima y autonomía. Al comenzar a
hacer tareas que normalmente están reservadas para los adultos, el niño
adquiere mucha más confianza en sí mismo y se siente orgulloso y animado a
afrontar nuevos retos culinarios.
- Mejora su educación
nutricional.
Participando en la preparación de los platos, el pequeño descubre todos los
ingredientes de cada receta y se familiariza con los diferentes alimentos. Además,
como él los ha cocinado, es mucho más fácil que se anime a comer cosas que antes
no habría querido ni probar.
- Trabajo en equipo. Al cocinar con
toda la familia o al menos con parte de ella, el pequeño descubre la
importancia de trabajar en equipo. Cada uno asume una tarea determinada y del
que la realice adecuadamente dependerá el éxito o el fracaso de todos.
- Mejora la comunicación. Durante la
elaboración de una receta es necesario conversar, escuchar, recibir órdenes y
saber cómo llevarlas a cabo, razonar… En definitiva, el cocinado puede ser una
fantástica ocasión para que el niño aprenda a comunicarse en el más amplio
sentido de la palabra.
- Mejora la motricidad fina y
gruesa.
El uso de los utensilios de cocina puede suponer un paso de gigante en el
desarrollo de la motricidad fina y gruesa de los más pequeños, algo fundamental
en las primeras etapas del desarrollo.
- Conoce nuevas texturas. Al tener que
manipular diferentes alimentos, muchos crudos, el pequeño descubre texturas que
de ninguna otra forma podría experimentar en edades tan tempranas.
- Refuerza los vínculos
familiares.
En cada casa se comen unas recetas determinadas y cada familia las cocina de
forma diferente. Ser partícipe de esa tradición familiar, le hará defenderla
con uñas y dientes y reforzará el sentimiento de unión y pertenencia a su
familia.
- Más y mejor diversión. En una sociedad
en la que los niños se pasan la mayor parte de su tiempo libre delante de una
pantalla, despertar en nuestros hijos la afición por la cocina les abre un
mundo de oportunidades de diversión mucho más enriquecedor. Y en momentos como
el actual, en el que no podemos salir de casa, también pueden ser un gran
respiro para unos padres que ya no saben cómo distraer a sus hijos.
- Desarrolla su imaginación. El niño puede
aplicar su desbordante imaginación a la cocina. A edades tempranas nuestros hijos
no están limitados mentalmente y dejarles que experimenten mezclando alimentos,
especias o salsas puede dar grandes resultados.
- Aprenden a identificar y
distinguir sabores. Durante el cocinado debemos permitirles que
prueben los ingredientes de cada plato antes de transformarlos. Esto les
permitirá identificarlos y acostumbrarse a probar siempre antes de decir si
algo les gusta o no.
- Más implicación en las tareas
familiares.
Participar en el cocinado no supone simplemente cocinar. Es fundamental que los
niños también se impliquen y sepan que después de elaborar una receta la cocina
ha de quedar tan impoluta como cuando empezamos.
Y
un último consejo: aunque en este momento no podamos hacerlo, también os
animamos a que, cuando el confinamiento pase, vuestros pequeños os acompañen a
comprar los ingredientes de las recetas que después prepararéis. Es fundamental
que los niños conozcan el origen de los platos y de cada alimento. En una
sociedad cada vez más urbana y alejada del campo, puede ser un momento idóneo
para que tu hijo te acompañe al mercado, a la carnicería o la pescadería. Puede
parecer increíble pero hay niños que ni siquiera saben que la carne procede de
los animales o que las gallinas ponen huevos.