El ritmo frenético de la sociedad actual y la plena incorporación de la mujer al mundo laboral han hecho que la comida preparada se convierta en una alternativa habitual en la alimentación de las familias españolas. Más allá de las tradicionales pizzas, en los aparadores de cualquier supermercado encontramos platos fáciles de preparar, rápidos, variados y nutritivos. Porque la comida preparada ya no es sinónimo de comida basura.
El auge de la demanda de este tipo de productos y la creciente competencia entre las empresas que los fabrican, han obligado a éstas a invertir en innovación e investigación y responder a los consumidores con recetas de una mayor calidad nutricional. A pesar de esta incuestionable mejora de los platos preparados, lo cierto es que los nutricionistas advierten de que, ni mucho menos, pueden ser el pilar del menú de una dieta saludable. En cualquier caso, lo que sí es cierto es que existen infinidad de bulos y mitos acerca de la comida preparada sobre los que queremos arrojar algo de luz.
Cuando hablamos de platos preparados no nos referimos a pizzas, hamburguesas o sándwiches de máquina. En el mercado encontramos platos elaborados con productos frescos, locales, saludables e incluso compatibles con alergias e intolerancias alimentarias y cuyos envases son respetuosos con el medio ambiente. Entre este tipo de alimentos encontramos los llamados de “cuarta gama”, entre los que encontramos ensaladas, frutas y hortalizas limpias, cortadas y envasadas o los de “quinta gama”, recetas preparadas y envasadas por empresas especializadas, que se pueden consumir directamente o servir de base de platos más completos y elaborados según el gusto de cada familia.
En el origen de la comida preparada, ensaladas, lasañas o wraps fueron ganando terreno en los frigoríficos de los supermercados y tiendas de alimentación pero, poco a poco, el consumidor se ha hecho más exigente y hoy en día estas propuestas gastronómicas han mejorado notablemente tanto en variedad, como en sabor y calidad. Hoy recogemos algunas propuestas que te pueden sacar de más de un apuro sin menoscabar en absoluto la calidad de tus menús.
Como conclusión apelamos al sentido común. En el mercado encontramos platos preparados de incuestionable calidad y muy valiosos nuticionalmente, pero no por ello debemos dejar de cuidar la alimentación de los nuestros y delegar esta responsabilidad en las empresas. Recurrir a la comida preparada es totalmente seguro, pero siempre que la combinemos con frutas, verduras o legumbres y llevemos una vida activa. Tampoco debemos olvidar la importancia de leer detenidamente el etiquetado de los alimentos para descartar que conservantes, azúcares o grasas saturadas sean los ingredientes principales de estos platos preparados.
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