Si
no eres de esos contados privilegiados cuyo metabolismo les permite comer de
todo sin ganar un gramo, seguro que has vivido más de una temporada pasando
hambre y confiando en que, esta vez sí, tu dieta surta el efecto deseado. De
hecho, seguro que la mayoría de las veces habrás conseguido bajar esos
quilillos que te sobraban o al menos parte de ellos. Pero ¿cuánto tiempo duró tu
triunfal victoria sobre la báscula? Me temo que, con suerte, me dirás que
pasaron unos meses hasta que recuperaste el peso perdido y, en el peor de los
casos, incluso te llevaste de propina algún quilo de más. Si estoy en lo
cierto, eres una víctima más de esas dietas milagro que nos prometen perder
peso rápidamente, en muchas ocasiones con pocos sacrificios, y que
irremediablemente te hacen presa del efecto Yo-yo o rebote.
Hoy
te daremos las pautas fundamentales para que tu próximo régimen te lleve a tu
peso ideal y te permita mantenerte en él a largo plazo. Pero, para que
entiendas por qué seguir nuestros consejos es fundamental, te vamos a explicar
brevemente por qué se produce el efecto yo-yo:
Las dietas milagro se basan en reducir al máximo las calorías. No hace falta
ser un endocrino reputado para entender que si reduces drásticamente el consumo
calórico que ingieres vas a adelgazar sí o sí. Pero tu metabolismo, que es muy “listo”
y no quiere que enfermes por un déficit nutricional ¿qué va a hacer? Pues se
ralentizará al máximo para aprovechar la poca energía que le estás dando y
mantener así tus mínimos vitales. Y ¿qué pasará cuando finalice la dieta? Pues
que tu metabolismo ya se ha acostumbrado a sobrevivir gastando muy poco y
continuará haciéndolo. Y como ahora vuelves a comer más, todo lo que le sobre
lo almacenará como reserva de energía. Y una última pregunta: ¿cuál es la mayor
reserva energética de nuestro cuerpo? Las grasas.
Si
ya tienes claro que, para perder peso, las prisas son malas consejeras, te
vamos a dar las claves para que tu próxima dieta sea un éxito a largo plazo:
- Sin prisas, pero sin pausas. No encontrarás
endocrino, dietista o médico que no esté de acuerdo en que para perder peso y
mantenerlo en el futuro es fundamental ir poco a poco. Perder en 10 días lo que
hemos ganado en 10 años, no solo es una quimera, sino que te puede costar tu
salud. Se recomienda perder entre 500 gramos y un quilo a la semana, pero nunca
más de un quilo.
- No tienes que pasar hambre. Sin duda, hacer
dieta requiere sacrificios y no sucumbir a los caprichos o a los alimentos que
están repletos de calorías vacías, pero no debes de pasar hambre. Tendrás que
comer las cantidades y los alimentos que te haya pautado tu médico. Si crees
que comiendo un poquito menos conseguirás antes tu objetivo, es muy fácil que
seas presa de la ansiedad y acabes saltándote la dieta y dándote un atracón de
todo aquello que encuentres en la nevera cargado de azúcares y grasas.
- Recurre siempre a un experto. Cada persona es un
mundo y en esto de ganar y perder peso no somos una excepción. Nada tiene que
ver el metabolismo de una mujer, con el de un hombre o el de una persona
sedentaria con el de un deportista. Por ello, es fundamental elegir la dieta
adecuada, adaptar los alimentos, cantidades e incluso horarios a cada caso
particular y esto solo lo puede hacer un profesional, formado para garantizar
que pierdas peso de forma saludable y duradera.
- Aprende a comer mejor. No se trata de
pasarte la vida a régimen sino de cambiar tus hábitos alimenticios y aprender a
comer sano y equilibrado. Una vez finalizada la dieta más restrictiva debes
aprender a disfrutar de una nueva forma de comer. Las calorías vacías presentes
en alimentos como la bollería, el pan blanco, los snacks o los refrescos deben
abandonar tu dieta, salvo en contadas ocasiones. Por el contrario, verduras,
frutas, legumbres y proteínas serán protagonistas indiscutibles en tu menú semanal
- Caprichos sí, pero controlados. Pensar que ya nunca
vas a comer todo eso que tanto te gusta pero que tan nocivo es para tu peso
puede llevarte al desánimo y a dejar la dieta mucho antes de haber conseguido
tus objetivos. Caer en la tentación de vez en cuando puede ser la mejor manera
de evitarlo. Elige un día o una comida de la semana y come aquello que te
apetece, sin remordimiento alguno. Una fórmula que te puede venir muy bien es
la conocida como la regla del “80×20”. O lo que es lo mismo, en el 80% de tus
comidas cumples tu dieta y en el 20% restante te permites esos caprichos que
tanto te gustan y que tan feliz te hacen.
- Cinco comidas al día. Saltarte una comida
no solo no te ayudará a perder peso, sino que hará que llegues a la próxima
muerto de hambre y comas más de lo que deberías. Además, hacer todas las
comidas mantiene a tu metabolismo activo y, por tanto, consumiendo energía.
- Vida activa. No se trata de
emular a un deportista de élite, pero, si quieres mantener tu peso ideal, es
fundamental que busques alguna actividad deportiva que te guste o al menos
camines 30 minutos al día.