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Un pequeño cambio en tu alimentación puede suponer un gran paso en la protección del medioambiente

En mayor o menor medida, todos estamos convencidos de que cuidar el medioambiente ya no es una opción, es una necesidad urgente. Pero no es menos cierto que tendemos a declinar esta responsabilizad en los estados o las grandes multinacionales. Una cómoda postura que deberíamos desterrar si de verdad queremos proteger nuestro planeta. Sin duda, reciclar es un gran paso, pero ni mucho menos suficiente. Contribuir de manera decisiva a la protección de nuestro entorno está al alcance de nuestra mano. Otro gran paso en ese camino sería optar por una alimentación sostenible. Una opción que puede marcar la diferencia y contribuir decisivamente a reducir el impacto ambiental y el cambio climático, al tiempo que protegemos la biodiversidad y los ecosistemas y garantizamos la producción y consumo responsable, así como nuestra salud y la de nuestras familias.

Argumentos para elegir este tipo de alimentación no faltan. Según la UNESCO, “la producción, transformación y distribución de alimentos contribuye a la contaminación, las emisiones de gases de efecto invernadero, la degradación de la tierra y la pérdida de biodiversidad. Por ello, ante la limitación de los recursos hídricos y terrestres, agravados por la previsión de que la producción alimentaria aumente entre un 70 y 100% en 2050, se hace necesario un cambio alimentario que contribuya a la seguridad alimentaria y al cuidado de nuestro planeta”.

Esta alimentación sostenible y saludable ayudaría a garantizar la salud de las personas, la producción y el consumo responsable, a reducir el impacto ambiental, a combatir el cambio climático y a proteger la cultura, la biodiversidad y los ecosistemas terrestres y submarinos.

Consejos para una alimentación sostenible y saludable

  • Dieta mediterránea. Según diversos estudios, la adherencia a la dieta mediterránea reduciría las emisiones de gases invernadero en España un 75%, el uso del suelo un 58%, el consumo de energía un 52% y el de agua en un 33%. Así la huella ambiental en nuestro país se reduciría de un 33 a un 72%.
  • Reducción del consumo de carnes rojas y procesados. Y en el caso de consumir carne, apostar por aquellas que procedan de producciones extensivas de pasto, pues contribuyen a limpiar el campo, previenen los incendios y dejan una huella de carbono mucho menor que las de cría intensiva. Los cereales y lo lácteos también son una buena opción, si piensas reducir el consumo de menos cárnicos.
  • Optar por legumbres y frutos secos como fuente de proteínas que complemente la de la carne. De este modo, podremos reducir el consumo de carnes sin que nuestra salud se vea afectada. Según los expertos, gracias a estos cambios alimenticios podríamos llegar a reducir las emisiones de carbono relacionadas con la agricultura en un 17%, las de metano en un 24% y las de óxido nitroso en un 21% para 2050.
  • Apostar por el consumo de productos locales y de temporada. Al no necesitar largos transportes reduce el impacto ambiental e incentiva la economía local, contribuyendo a mejorar el tejido económico y social.  Por otra parte, la compra de productos de temporada ayuda a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y favorece la sostenibilidad de la tierra.
  • Incrementar la ingesta de frutas y hortalizas. Sin duda, nuestra salud nos lo agradecerá, pero intenta siempre que sean productos de temporada. Así, no solo favorecerás la economía local, sino que también contribuirás a reducir el efecto invernadero, ya que estos productos suelen ser también de cercanía y no necesitan largos transportes con la huella de carbono que éstos suponen.
  • Evitar el despilfarro y practicar la cocina de aprovechamiento. Aproximadamente un tercio de la producción mundial de alimentos se desperdicia cada año. Reducir estas cifras escandalosas se traduciría en un uso más eficiente de la tierra y una mejor gestión e los recursos hídricos, lo que tendría un efecto significativo en la lucha contra el cambio climático. Por ello, es fundamental acostumbrarnos a comprar solo lo que necesitamos, cocinar y servirnos estrictamente lo que vayamos a comer, aprovechar lo que sobre para preparar nuevos platos, respetar las instrucciones de conservación y almacenamiento de los productos y convertir los restos de comida en compost.
  • Consume productos a granel o con envoltorios reciclables. Si vas a la compra con bolsas de tela de casa, tuppers o el carrito de toda la vida el medioambiente te lo agradecerá. Y pon especial atención en los productos de limpieza o todos aquellos envasados, pues muchos envoltorios son reciclables, pero buena parte de los que encontramos en los aparadores de nuestros supermercados no lo son.

Desde Gourmet os animamos a seguir estos consejos y reafirmamos nuestro compromiso con la sostenibilidad y la protección del medioambiente. Un compromiso que se traduce en una clara apuesta por las energías renovables. De hecho, la instalación de una planta fotovoltaica en nuestras naves nos ha convertido en pioneros del sector en este sentido. Esta planta evitará la emisión de 206 toneladas de CO2 a la atmósfera. Ésta es solo una de las iniciativas que nos ha hecho merecedores de las más exigentes certificaciones medioambientales, como son la ISO 14001, que garantiza la adecuación de todos los procesos de producción a las estrictas normas de protección del entorno o la Zero Waste, que certifica que Gourmet lleva a cabo una correcta gestión de los residuos.

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