Si a los estragos económicos ocasionados por la pandemia sumamos el desorbitado precio que alcanza día tras día la energía, la cuesta de enero puede ser este año mucho más empinada que nunca. Para que superes con éxito esta “titánica escalada”, hoy te ofrecemos unos sencillos consejos que pueden hacer de tu alimentación una de tus grandes aliadas para salir airoso de tamaño reto.
Saber qué vas a comer cada día es una de las premisas fundamentales para conseguir ahorrar a través de tu alimentación. Teniendo claros los días que vamos a comer y cenar en casa y cuántos seremos, podemos elaborar menús ajustados a nuestro bolsillo. Otro punto importante a tener en cuenta es el tamaño de las raciones. Debes adaptarlas a las necesidades reales de cada uno de tus comensales, no lo que a ti te gustaría que comieran. Cuando tengamos claros los platos y las raciones que vamos a preparar cada día, nos será más fácil elaborar una lista de la compra. El pilar fundamental de nuestro segundo consejo de hoy.
La base de una compra responsable es acudir al supermercado con una lista de los productos que necesitas. Si no vas con un idea clara de lo que vas a comprar terminarás llevándote a casa productos de capricho o, lo que es peor, cosas que realmente no necesitas y que van a acabar en la basura. En esa lista solo debe aparecer lo estrictamente necesario para elaborar los platos que compondrán tus menús y en las cantidades que vas a necesitar. Comprar “por si acaso..” es el camino más rápido hacia el desperdicio de alimentos. A ser posible, lo ideal es que hicieras la compra a diario o como mucho una vez a la semana, especialmente de los productos frescos. Así es mucho más fácil saber qué necesitarás exactamente y desperdiciarás menos.
Menos coste, más sabor y menor impacto ambiental. Cuantos más productos de temporada aparezcan en tu lista de la compra menor será tu desembolso y mayor será la calidad de las recetas que prepares a tus comensales. Más allá de que sus precios suelen ser más bajos, al recogerse en su temporada óptima se encuentran en las mejores condiciones organolépticas y por tanto, conservarán todas sus propiedades y se deteriorarán mucho más despacio. También es aconsejable comprar a granel, evitando productos cortados, pelados y envasados. Éstos no solo son mucho menos sanos sino también bastante más caros.
Arroz, patatas, pasta, huevos, pollo o cerdo son algunos de los alimentos más asequibles que vamos a encontrar en los supermercados y no por ello dejan de tener todos los nutrientes fundamentales para garantizar la buena nutrición y la salud de tu familia. Un buen consejo es comprar piezas enteras (por ejemplo de pollo), pues con un solo alimento podrás preparar diferentes comidas. Entre los alimentos económicos uno de los más completos son las legumbres. Se trata de una proteína de origen vegetal, que contiene un alto porcentaje de fibra, vitaminas y minerales e hidratos de carbono de asimilación lenta. Todo ello las convierte en un alimento indispensable para superar la cuesta de enero sin perder un ápice de sabor y sin arriesgar el equilibrio de tu alimentación.
Se trata de intentar cocinar la mayor parte de las comidas de toda la semana en un solo día (preferiblemente el fin de semana). Hacerlo así te permitirá diseñar los menús semanales y garantizará que todas tus comidas sean tan saludables como tu decidas, ya que no tendrás que recurrir a comidas rápidas de última hora, repletas de ultraprocesados. Estos productos, además de ser poco recomendables a nivel nutricional, son mucho más caros. Las claves del batch cooking son cocinar ingredientes que puedas aprovechar en varios platos, como las guarniciones de verduras, arroz, pasta o pastas, que puedes utilizar varios días para acompañar diferentes preparaciones. En definitiva ,ahorrarás tiempo y dinero y evitarás desperdiciar comida al tiempo que reduces el gasto energético y por tanto, la factura eléctrica. Una de las claves del batch cooking es la conservación. Debes tener en cuenta que algunos alimentos pueden aguantar varios días en la nevera pero que otros deberás congelarlos o envasarlos al vacío.
Muy relacionada con el batch cooking está la cocina de aprovechamiento. Se trata de aprovechar las sobras para realizar otros preparaciones. Por ejemplo: si vas a hacer pollo asado, la carcasa te servirá para hacer caldo y la carne que te sobre puedes picarla, rehogarla y utilizarla para hacer una lasaña o un curry.
Más allá de los productos que compres, ahorrar mientras cocinas puede ser clave para garantizar unas finanzas familiares saneadas. Algunos trucos para conseguirlo son: cocinar usando la tapa. Así reduciremos la pérdida de calor y los productos se cocinarán antes, reduciendo el gasto de energía. Menaje adecuado a los fuegos. Sartenes u ollas deben tener el tamaño adecuado a los fuegos que vamos a utilizar para no perder calor y energía por la parte que no cubren. Por otra parte, si usamos fuegos pequeños con menaje grande necesitaremos mucho más tiempo y energía para cocinar los alimentos. Evita abrir el horno. Salvo que sea necesario para el cocinado, controla tu preparación desde la ventana del horno para que al abrirlo repetidamente no pierda calor.
Antes de abrir este electrodoméstico ten claro qué necesitas sacar de él. Abrir la puerta y pasar largos minutos observando y decidiendo qué quieres comer o qué vas a necesitar para preparar tu receta es un derroche de energía, que te puede salir muy caro a fin de mes. Otra manera de perder capacidad frigorífica y gastar mucho más es meter alimentos calientes o templados en la nevera. Hasta que no estén a temperatura ambiente deberán permanecer en el exterior.
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