¿Comes solo cuando tienes hambre o lo haces cuando estás nervioso, ves algo apetecible o simplemente porque te toca, según los horarios que te has fijado para cada comida?
¿En qué basas la elección de tus alimentos? ¿Eliges aquellos que sabes que son más sanos, los que ves anunciados o los que aseguran ser ecológicos y de producción respetuosa con el medio ambiente? Éstas son algunas de las preguntas cuyas respuestas definen nuestras formas de alimentarnos. Cómo comemos, por qué comemos y qué comemos. Hoy queremos ayudarte a descubrir en qué se basa tu alimentación y si comes de una manera lógica y equilibrada. Lo haremos de la mano de la psicóloga y terapeuta barcelonesa Montse Bradford y de su análisis de las 7 formas de comer que ha detectado en el comportamiento de las personas.
Están en este nivel las personas que comen simple y llanamente cuando tienen hambre, de manera espontánea e independientemente de la ahora que sea. No siguen filosofía o modelo de conducta nutricional alguna. Como necesitan saciar su hambre inmediatamente, comen lo primero que pillan: pan de molde, embutidos, galletas, comida basura rápida. Se trata del nivel más primitivo y los que sucumben a él buscan la sensación de estar llenos, quieren simplemente saciarse y le dan poca importancia al sabor, el olor o la apariencia de lo que van a comer. Muchas veces este tipo de alimentación va asociado a comer y beber en exceso, sin degustar ni tener en cuenta las cantidades.
En este caso, nuestros sentidos mandan sobre aquello que vamos a comer. La vista, el olfato, el gusto o las texturas nos incitan a ingerir aquellos productos que despiertan sensaciones placenteras. Como lo que me gusta, aunque no sea lo que necesito en ese momento. Las personas que se alimentan de este modo son los clientes preferidos de las industrias alimentarias, que crean sus productos con colores, formas, texturas, olores y sabores muy atractivos, pero no precisamente demasiado sanos.
En este nivel encontramos a los fans de todos aquellos platos que nos evocan momentos placenteros, situaciones entrañables o personas queridas. Nos alimentamos guiados por el amor por las recetas de nuestras madres y abuelas y todos aquellos alimentos que nos traen recuerdos de la infancia y nos transportan a momentos felices. Este nivel es el más propicio para las personas muy sensibles, con tendencia a abusar de dulces y otros tipos de alimentos, generalmente muy energéticos, cuando tienen bajones emocionales o no se sienten bien. Las personas que se alimentan de esta forma también suelen tener mucho cuidado con toda la parafernalia que rodea a la comida. Una mesa bien puesta, con velas, flores y bonitos manteles, una música agradable etc.
Es la nutrición desde un punto de vista dietético. Comemos para cubrir nuestras necesidades, para que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente trabajen correctamente. Se cuentan las calorías, se tiene en cuenta el balance entre grasas, hidratos de carbono, proteínas, sales minerales, vitaminas… En este nivel suelen estar los deportistas profesionales y también muchos aficionados, obsesionados con mantenerse saludables. Antes de comprar cualquier producto se estudian detalladamente sus ingredientes y todo aquello que aparece en las etiquetas y que puede afectar a su nutrición.
En este nivel, más que preocuparse por cómo le afecta lo que come, la persona se interesa por el origen de lo que come y por el impacto que su consumo o su producción genera sobre el medio ambiente. Generalmente son individuos con una fuerte conciencia social. Solo compran productos ecológicos, veganos, de comercio junto o reciclados y dan mucha importancia a que estas características se reflejen claramente en sus envoltorios. Le dan mucha importancia a la apariencia. Les encantan los colores naturales, las tipografías con texturas y los envases con aires de artesanía.
Aunque siempre ha existido, este nivel se ha expandido con el auge de las redes sociales. Son aquellas personas que ponen su nutrición y por ende su salud, en manos de un “gurú” (en muchos casos con poca o ninguna preparación o estudios sobre el tema) y le siguen ciegamente sin cuestionar lo más mínimo sus consejos y enseñanzas. En este grupo también encontramos a aquellos que comen de acuerdo con sus creencias ideológicas. Religiones como el judaísmo, el hinduismo, el budismo o el islam incluyen disciplinas dietéticas en sus textos de referencia.
Son aquellas personas que han aprendido a escucharse y se alimentan con el propósito de estar saludables, en equilibrio y en paz. Comen cuando lo necesitan y se han preocupado por estudiar qué les conviene y qué no. Como nuestras necesidades nutricionales no son siempre las mismas, no nos ceñimos a un plan nutricional concreto, sino que escuchamos a nuestro cuerpo y basamos nuestra alimentación en alimentos naturales, integrales, frescos, de temporada y de cercanía, rechazando los procesados.
Es posible que te identifiques plenamente con alguno de estos niveles nutricionales, pero lo más probable es que hayas pasado por todos ellos en diferentes etapas de tu vida o que tu alimentación combine características de varios. En cualquier caso, lo importante es que te preocupes por saber qué alimentos te dan la energía y los nutrientes que necesitas para mantener tu salud y vitalidad, al tiempo que disfrutas del placer de una buena comida.
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